Que ganas tenía de quitar el corcho a esa botella de 6L. Desde allá por Noviembre del 2009 que la tenía en casa, en un rincón del salón, viendo todos los días el espectacular estuche de madera.
Creo que la espera a merecido la pena. Pregunta a los 24 que estabamos, aprovechando que haciamos una cena y para beberla como aperitivo. No tiene nada que ver con su hermana pequeña, la botella de 33cl., estas botellas grandes son todo una maravilla. Ya tenemos detrás la experiencia de haber probado los tamaños inferiores de algunas marcas, las últimas, unas cuantas Jeroboam de Chimay azul.
Creo que nuestro reto es Salmanazar, la botella de 9L. Estoy seguro que algún día caerá. No sé de que marca pero caerá.
Por supuesto, no me olvido, agradecer a Erik de Cervebel el grandioso regalo que fué hacerme llegar esta botella para poderla consumir y compartir con mis amigos.
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