Las seis en punto de la tarde me dieron abriendo la
puerta de la Sociedad Gastronómica Burladés y mirando
al cielo con la satisfacción de comprobar, como pronosticaba
la web del Ministerio de Medio Ambiente, que lucía el sol y la
temperatura rondaba los 20ºC.
Ya solo faltaba que el índice de participación
fuese el adecuado, y valla que lo fue. La gente de Burlada y la “forastera”
- a estos se les veía un poco más perdidos - se echó
a la calle, notando como iba subiendo el ambiente en los locales participantes
a partir de las 7 y pico, y abarrotando estos entre las 8 y las 12 de
la noche. A altas horas de la madrugada aún seguía la
fiesta por algunos sitios.
Y para que sea Oktoberfest no puede faltar ni la cerveza
ni los alemanes. Dicen las buenas lenguas que por esas calles se paseó
un alemán con el traje típico, os aseguro que no estaba
contratado por la organización como figurante. Los que si estaban
contratados eran la Txaranga Txogarima que amenizó el recorrido
y los locales con su música.
Y como un evento
que se precie tiene que dar cifras, os diré que no conté
a la gente, pero los más de 900 litros de cerveza consumidos
dan fe de cómo ha salido esto.
Solo me queda agradecer la colaboración de todos los participantes,
sociedades y público, así como a los que han apoyado esto
y esperar al año que viene.